Los desembarcaderos pesqueros en el Perú

Uno de los elementos más importantes para la pesca artesanal son sin lugar a dudas los Desembarcaderos Pesqueros, lamentablemente la mayoría de ellos se encuentran en condiciones nada apropiadas, en lo que se refiere a los aspectos sanitarios, esto es particularmente grave si se tiene presente que prácticamente el 100% de toda la pesca, que se desembarca para el consumo humano se realiza en éstas infraestructuras.

¿Porqué los desembarcaderos están en está situación?. Cómo en todo orden de cosas, no existe un sólo factor que haya influido e influye en ello, siendo bueno indicar que la mayoría de los desembarcaderos artesanales son construcciones que datan de antes de la dación del Decreto Supremo 040-2001-PE, norma sanitaria que se encuentra vigente, cuyo objetivo fundamental es “asegurar la producción, el comercio de pescado y productos pesqueros, sanos, seguros sanitariamente, adecuados para el consumo humano”, es importante mencionar que la citada norma comenzó a regir desde el 1 de enero del 2002 y otorgó un plazo máximo para su adecuación, para todos las casos, que venció el 1 de enero del 2005.

Después de más de 9 años de vencido el plazo otorgado por el Estado (Ministerio de Pesquería hoy Ministerio de la Producción), el primero que ha incumplido es el propio Estado (FONDEPES), que hasta la fecha ha sido incapaz de adecuar sus desembarcaderos a la Norma Sanitaria. La pregunta ¿Por qué? Se pueden ensayar una serie de respuestas, pero quien sabe que la más cercana a la realidad sea la incapacidad administrativa de sus autoridades y de los propios profesionales, que un tiempo a esta parte conducen y trabajan en esa institución, y ello porque no tienen ni la experiencia ni el conocimiento para ello.

Años atrás el FONDEPES carecía de recursos presupuestales para adecuar los desembarcaderos, pues el propio Estado no se los daba, ahora el Estado peruano tiene dinero y los presupuestos de esa institución son millonarios; sin embargo, la incapacidad manifestada de su equipo profesional no permite que nuestro país tenga rápidamente infraestructura apta para el desembarque de los productos hidrobiológicos.

A la fecha, sólo San Andrés y El Chaco cuentan con la certificación sanitaria; sin embargo, no es para alegrarse mucho, pues en el caso de San Andrés, si SANIPES hiciera una verdadera inspección, con seguridad cerraría ese desembarcadero, allí a pesar de tener una zona de comercialización, muchos siguen vendiendo en el suelo, cuando descargan Anchoveta, dizque, para consumo humano, simple y llanamente se convierte en un muladar.
En honor a la verdad, si se cumplieran con los parámetros de inspección que la misma norma sanitaria dicta, NINGUN desembarcadero podría operar, tendrían orden de cierre y consecuentemente se produciría un problema social de proporciones, por lo que con seguridad el Ministerio de la Producción, directa o indirectamente digita para que ello no ocurra.

Un segundo factor, también muy relevante, lo constituyen los usuarios de los desembarcaderos, dentro de los que se encuentran los pescadores artesanales, los descargadores, jaladores, los procesadores, los transportistas y los comerciantes, cuyo interés supremo es el lucro, sin importarle en lo más mínimo el cuidado de la infraestructura. En este aspecto se ha hecho muy poco para cambiar la mentalidad de los nombrados.

Y el último factor de importancia que no puede dejar de mencionarse, está referido a la administración de los desembarcaderos, si bien es cierto que a través del tiempo se fue pasando de manos empíricas a profesionales, el sistema en sí no mejoró en lo deseable pues este personal al ser empleados de los gremios o sindicatos, siguen sus directivas.

Por ello, la mayoría de desembarcaderos, por no decir todos, no han captado, conscientes o no, los suficientes ingresos económicos necesarios para realizar el mantenimiento del muelle, la renovación o reposición de cámaras de conservación. En lo que respecta a los productores de hielo, es bueno mencionar que ha habido contadas excepciones.
Sin embargo; a todas luces los conductores de los desembarcaderos, han fracasado rotundamente al no haber sido capaces de realizar con los propios ingresos que generan los desembarcaderos, los trabajos que se requieren para adecuarse a la norma sanitaria, peor aún porque se sabe que existen varios desembarcaderos que a lo largo del tiempo han tenido suculentos ingresos, pero también han tenido como contraparte “gastos” sumamente elevados. Se desconoce si quienes tenían la obligación de efectuar los controles correspondientes, como son el PRODUCE y el FONDEPES, cumplieron con ello, pero al parecer no lo han venido haciendo, habiéndose convertido tácitamente en sus cómplices.
Finalmente, la expectativa de contar con nuevos desembarcaderos se esfuma, sobre todo en los casos de Bahía Blanca, obra que se encuentra intervenida por incumplimiento de la firma contratista, igualmente se tienen serios problemas en Puerto Morín, al haberse rescindido el contrato con la firma constructora. Estas situaciones, dan lugar a pensar que la selección de las firmas contratistas han dejado mucho que desear, ojalá no suceda lo mismo con la actual remodelación del desembarcadero de Paita, para que entre en servicio en el mes de diciembre como lo prevé en el contrato. En un próximo artículo se analizará el costo de los estudios y obras que desarrolla el FONDEPES.

Por: *Antonio Castro G.
Armador particular

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