Niño 2014 – 20?: Visión a través de factores de variabilidad ambiental de macroe
Un análisis de El Niño, requiere considerar las variables que son afectadas por su manifestación; es decir, indicadores que reflejen que el comportamiento de la relación Océano-Atmósfera está alterada por las condiciones imperantes. Tales variables deberán representar el tiempo suficientemente amplio que permita ver diferentes expresiones de El Niño, tanto en la frecuencia e intensidad, como en su duración. Esto permitirá plantear predicciones respecto a sus posibles manifestaciones en las cuales se incluyan probabilidades respecto a su intensidad y duración, tomando en cuenta los factores que afectan a El Niño y aquellos que modulan o exacerban su intensidad.
Una de las variables que mejor evidencia los cambios producidos por El Niño es el Índice de Oscilación del Sur (Southern Oscillation Index – SOI) que expresa la diferencia estandarizada de presiones entre Darwin y Tahiti en el Océano Pacífico, expresando cambios en el sistema atmosférico que se reflejan en la dinámica del Anticiclón del Sur (AS) que, con su intensificación, se fortalecen los Vientos Alisios (VA), favoreciendo el sistema de circulación de la Corriente Costera Peruana o de Humboldt con consecuencias positivas para el Mar peruano, ampliando las áreas de afloramiento con el consecuente beneficio para los recursos pelágicos como la Anchoveta. Por el contrario, cuando el AS se debilita, los VA se relajan y las áreas de afloramiento se reducen aumentando la disponibilidad de Anchoveta por un incremento de la concentración al reducirse sus áreas de distribución. Asimismo, la varianza del SOI refleja un patrón de intensidad de variabilidad secular (100 años) con manifestaciones de alta y baja variabilidad de 50 años cada una, en una tendencia armónica simétrica. Este patrón de variabilidad secular se intensifica haciéndose más notable en los últimos y primeros “quarter” de cada siglo (1876-1925 y 1976-2025), lo que se refleja en las manifestaciones extremas de El Niño (1896, 1905, 1982-83 y 1997-98) y también de la Niña (1917, 1950 y 1975).
Otra variable a tomar en cuenta y que expresa la periodicidad, es la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO), que es un patrón de variabilidad climática espacial persistente de alrededor de 50 años, que abarca todo el Océano Pacífico Tropical, definida como una oscilación armónica asimétrica con desviaciones positivas de 20 años y negativas de 30 años. Algunos estudios han presentado evidencias de la manifestación de este evento entre 1890 y 1924 (Fase Fría), entre 1925 y 1946 (Fase Cálida), entre 1947 y 1976 (Fase Fría) y, finalmente, de 1977 a la mitad de los 90’ (Fase Cálida), para continuar con una fase fría que continua.
Como se puede apreciar, Pacífico Sud Oriental es el escenario de patrones de variabilidad como la estacionalidad (verano-invierno), la inter anualidad (El Niño – La Niña), la periodicidad (PDO) y la secularidad (PSV).
La estacionalidad es un patrón de variabilidad de corto plazo que se desarrolla anualmente asociado al movimiento de traslación de la tierra alrededor del sol.
El ENSO (El Niño Southern Oscilation), afecta a la estacionalidad haciendo los veranos más cálidos y más extensos y, los inviernos menos fríos y menos intensos cuando se tratara de El Niño, por su parte, en el caso de La Niña, el efecto es totalmente contrario; es decir, los veranos serán menos cálidos y menos extensos, mientras que los inviernos son más fríos y más extensos. El Niño no se manifiesta regular ni cíclicamente, se da a intervalos de 2 a 7 años y su intensidad es afectada por la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO) y la Variabilidad Secular del Pacífico (PSV).
El PDO (Pacific Decadal Oscillation), periodicidad de alrededor de 50 años con una fase positiva y una fase negativa de aproximadamente 20 y 30 años, respectivamente. Es decir, es una oscilación armónica asimétrica con tendencia a que prevalezcan condiciones frías en el largo plazo, lo que ratifica la vocación de este ecosistema hacia condiciones frías. Asimismo, las fases negativas de PDO muestran un patrón de variación diferencial entre periodos. Es el caso del momento comprendido entre 1900 y 1920, cuando los valores se ubican alrededor de cero, es decir no caen tan marcadamente como los observados entre 1945 y 1975 en que los valores descienden hasta -2. Este comportamiento del PDO podría ser explicado a través de su relación con la Variabilidad Secular del Pacífico (PSV). Por otro lado, en condiciones de PDO negativas, periodo frío, las manifestaciones del El Niño serán otoñales, como el que se viene manifestando en la actualidad.
La Variabilidad Secular del Pacífico (Pacific Secular Variability – PSV), está referido a oscilaciones de mayor largo plazo de alrededor de 100 años, con fases de alta y baja variabilidad. Afectando los patrones de comportamiento relativos a la estacionalidad, el ENSO y el PDO; es decir favorecería manifestaciones extremas de El Niño y La Niña en momentos de alta variabilidad, mientras que en momentos de baja variabilidad atenuaría las manifestaciones de estos procesos haciendo más estable el ecosistema. Momentos de baja variabilidad se habrían dado entre 1925 y 1975, con valores más bajos en la década de los años 50´. Momentos de máxima variabilidad se habrían dado entre 1875 y 1925 y a partir de 1975 hasta la fecha, es decir hacia finales y comienzos de cada siglo, con manifestaciones máximas entre 1895 y 1905, y entre, 1995 y la actualidad (2014).
Entonces, El Niño está afectado por dos procesos de mayor escala que corresponden al PDO y al PSV de tal manera que en su manifestación puede tener impactos en el ambiente y ecosistema totalmente diferentes en cada caso, pues estará sometido a regímenes térmicos y de intensidad de frecuencia totalmente diferentes en función al momento de PDO y PSV en que se produzca.
Por ejemplo, si un evento El Niño se produce en un momento en el que coinciden un PSV alto (alta variabilidad) con un PDO positivo (momento cálido), la manifestación del evento será máxima con efectos extremos en el ecosistema. Tal es el caso de los eventos de 1896 y 1905 que se presentan como valores extremos en la serie analizada (127 años). Por otra parte, si un evento La Niña se produce en un momento en que coinciden un PSV bajo (baja variabilidad) con PDO negativo (momento frío) la expresión de La Niña será máxima, como lo sucedido con los años 1917 y 1950.
Vistos estos antecedentes, se puede concluir que los años comprendidos entre 1975 y 2000, han coincidido con momentos de alta variabilidad (PSV) y con una fase positiva del PDO. En este periodo se han dado El Niño 1982-1983 y una persistencia negativa del Índice de Oscilación del Sur durante 1991,1992, 1993, 1994 y 1995 que terminó con El Niño 1997-1998. Es decir, coincidiendo con un momento de alta variabilidad (PSV alta) y una fase positiva del PDO, hemos tenido dos manifestaciones extremas de El Niño, 1982-1983 y 1997-1998; el primero coincidente con el crecimiento del PSV y PDO y, el último, durante la máxima expresión del PSV y final de la fase positiva del PDO.
En la actualidad (2014) estamos en una fase negativa del PDO y en la segunda mitad de la PSV; es decir, estamos en un momento frío de la PDO y en la segunda mitad de una oscilación de alta variabilidad (PSV), lo que sugiere que en el corto y mediano plazo, es poco probable una manifestación extrema de El Niño y más bien debiera esperarse manifestaciones extremas de La Niña. Asimismo, destacar la manifestación otoñal de El Niño como corresponde a los que se han producido en los últimos años, desde 1997, coincidente con una fase fría del PDO.
Manifestaciones extremas de El Niño podrían darse al finalizar esta fase fría y comenzar la fase cálida del PDO; sin embargo, terminado el primer “quarter” de este siglo, estaríamos iniciando una fase de baja variabilidad, lo que atenuaría una probable manifestación extrema de El Niño.
Finalmente, con respecto a El Niño en actual desenvolvimiento, está respondiendo a la variabilidad estacional atenuándose con la misma. Su manifestación no excede la categoría de moderado y es de esperar que mantenga esta calificación, como lo informa muy acertadamente el Comité Científico ENFEN. A la fecha, faltando 6 meses para el 2015, no es posible aventurar pronósticos en relación a la continuidad de este evento y, menos aún, en cuanto a su intensidad y duración. Seguir los resultados del ENFEN sería lo más recomendable.
Por: *Marco Espino
Instituto del Mar del Perú, IMARPE
Foto:Oscilación Decadal del Pacífico (OPD) y Variabilidad Secular del Pacífico (PSV) y tendencias