La Niña vuelve en 2025: Fenómeno intensificaría los vientos y generaría sequías en Perú

Los últimos años han estado marcados por el impacto del fenómeno climático El Niño, conocido como la fase cálida de un ciclo natural en el océano Pacífico tropical. Este fenómeno ha contribuido, entre otros factores, a que las temperaturas globales registren niveles récord. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que 2024 fue el año más cálido desde que existen registros, superando en cerca de 1,55 °C los niveles preindustriales.

Sin embargo, el panorama podría cambiar en 2025. Desde mediados del año pasado, los expertos anticipaban la reaparición de La Niña, y el Centro de Predicción Climática ya confirmó su inicio en diciembre de 2024. Según las previsiones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE. UU., existe un 59% de probabilidad de que La Niña persista entre febrero y abril, y un 60% de que vuelva a condiciones neutras entre marzo y mayo.

Impacto climático de La Niña

La Niña es un fenómeno caracterizado por el enfriamiento a gran escala de las aguas en la región central y oriental del Pacífico ecuatorial, lo que altera la circulación atmosférica tropical, afectando los vientos, la presión y las precipitaciones. Este fenómeno genera efectos climáticos opuestos a los de El Niño, especialmente en las zonas tropicales.

En el hemisferio norte, La Niña tiene un impacto notable durante el invierno, desplazando la corriente en chorro hacia el norte y generando un clima más frío y húmedo en el oeste de Canadá y el noroeste y noreste de EE. UU. En contraste, el sur de EE. UU. y las regiones cercanas al Golfo de México experimentan temperaturas más cálidas y condiciones secas.

Según el meteorólogo Francisco Martín, La Niña es un fenómeno complejo que involucra un acoplamiento entre el océano y la atmósfera. “Además de las anomalías frías en la temperatura del agua, los vientos alisios que van desde Perú hasta Australia se intensifican, lo que también altera los patrones de precipitaciones, generando lluvias en Australia y sequías en Perú”, explica Martín. Estos factores influyen en los patrones meteorológicos a nivel global.

Predicciones cambiantes

La predicción de La Niña para 2024 ha sufrido ajustes significativos. Inicialmente, los modelos preveían un enfriamiento rápido de las aguas oceánicas, anticipando una Niña temprana y posiblemente intensa. En marzo de 2024, las probabilidades de que el fenómeno ocurriera entre julio y agosto eran similares a las actuales (alrededor del 60%). Sin embargo, este pronóstico no se concretó y, a medida que avanzó el año, los modelos ajustaron sus proyecciones hacia un enfriamiento más moderado, e incluso algunos dejaron de prever la formación de La Niña.

Ante esta incertidumbre, surge la pregunta: ¿son las condiciones actuales y la confianza en los modelos suficientes para declarar oficialmente La Niña? La Oficina Australiana de Meteorología (BOM) considera que aún no. Aunque varios indicadores han alcanzado los parámetros de La Niña, estos no han sido lo suficientemente sostenibles ni intensos para ser reconocidos formalmente. No obstante, la BOM no descarta la posibilidad de que La Niña se desarrolle más adelante, aunque esto implicaría un retraso sin precedentes en su formación.

 

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