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Harina de pescado, “oro” en polvo

Harina de pescado, “oro” en polvo

La escasez de Anchoveta en Perú a causa de El Niño ha disparado el precio de la harina de pescado, que cerró el 2014 en máximos históricos.

En los tiempos en los que el petróleo y otras materias primas como el cobre cotizan a la baja, hay un producto que ha hecho el camino inverso. Y, casi al mismo tiempo que el barril de crudo se lanzaba cuesta abajo, este emprendía la senda que lo ha conducido a sus máximos históricos. Se trata de la harina de pescado, que ha cerrado el año cotizando a un precio inédito: 2.400 dólares por tonelada (2.029 euros). Doce meses antes, en diciembre del 2013, ya se pagaba a una cantidad nada desdeñable: 1.800 dólares (1.521 euros), pero desde entonces hasta ahora se ha revalorizado un 33 %.

Detrás de esa escalada alcista de la cotización de la harina y los aceites de pescado hay un factor clave: la Anchoveta de Perú. Mejor dicho, su falta.

El país andino, primer productor -suministra cerca del 50 % del volumen mundial-, se quedó sin cuota de ese pelágico. Se supone que por efectos de El Niño, la flota industrial peruana, que se dedica a la captura de la especie para la fabricación de harinas, ya se las vio y se las deseó para dar con la Anchoveta en la campaña de primavera. Consiguió a duras penas extraer el 68 % de los dos millones de toneladas que tenía autorizadas, según Globefish, el departamento de la FAO que recoge información internacional sobre el comercio de pescado. Ni siquiera la decisión de prolongar hasta finales de agosto la campaña permitió mejorar el acopio.

Campaña suspendida

Cuando los científicos peruanos del Imarpe hicieron su evaluación para determinar la cuota para la campaña de otoño, se encontraron con poca Anchoveta adulta y un elevado número de juveniles, por lo que decidieron no fijar ninguna cuota y suspender, por tanto, la pesca de Anchoveta.

Si hasta agosto esta crisis apenas había tenido reflejo en la demanda y en las cotizaciones -más que nada porque China, el mayor consumidor de este producto, tenía alijado en sus confines un stock de 253.000 toneladas-, tras el anuncio de que no habría nueva campaña llegó la ansiedad a los mercados. Una situación agravada después por la caída en picado de las reservas chinas. La reacción se hizo sentir en octubre, al alcanzar los precios niveles récord que se han mantenido a lo largo de los meses y hasta el cierre del ejercicio. Y todo apunta a que continuarán por lo menos otro semestre en esas nubes por las que ahora se mueven.

Sin Perú produciendo ese oro en polvo, los restantes fabricantes, como Dinamarca, Islandia, Noruega o Chile, no serán capaces de atender la demanda, de ahí que los altos precios estén garantizados.

Y en ese río revuelto, todos intentan echar la caña a la apetecible China, a la que en diciembre sólo le quedaban 30.000 de aquellas 253.000 que tenía alijadas. El gigante asiático está buscando producto en Marruecos y Panamá, mientras Noruega e Islandia procuran la bendición del gobierno chino para obtener la condición de suministradores.

 

FUENTE: La Voz de Galicia.es

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