Se fue Raúl Quijano, “El Lunarejo”

“Sin pesca, ni hablar”, sorprendía con sus cábalas, abría la mano izquierda para escupirla y con la mano derecha hacía una cruz y luego le aplicaba un golpe como de karate y la dirección  que salía con la baba era el rumbo que elegía para “jugársela”, vaya, que más de una ocasión se salvaron de “troncharse”,  porque la zona que elegía a la azar encontraba pesca.

Raúl Quijano Delgado, conocido como “El Lunarejo”, el pescador, cuya capacidad lo hizo resaltar entre todos, se hizo patrón muy joven, por ello, la familia Del Rio Malaga le confió una de sus embarcaciones “LA ISLAY”. En aquella época, la pesca era casi costera, los boliches no eran muy altos y se recogían sobre la cubierta de la embarcación a pulso, moño al centro o abracándolo todo con estrobo.

“El Lunarejo”, nunca olvidó su procedencia, por ello su tripulación siempre lo formaba no solo con pescadores experimentados, sino también inexpertos jóvenes: El “negro acazuzo”, Armando “Challe”, “el calvo” García, “el casmeño”, Octavio “el gansito” Irribarren, Julián “el Zarcillo” Ramírez, Mabel “el cojo” Quijano (hermano de Raúl), Telmo “el flaco” orrillo; Eudocio “olluquito” Martínez Torres, “el gatito”, Simón “el doctor” obeso, “el chino rajao” y otros, tripulación que aseguran era brava chambeando, pese a las peligrosas maniobras que se efectuaban a la hora de secar las grandes bolsas de pescado

Raúl Quijano, fue creciendo en prestigio, pronto fue considerado uno de los mejores capitanes en la pesquera Santa Martha,  la lancha “LA ISLAY” venía “sopa” (cargada al límite),  lo que satisfacía y ponía muy contento a César Del Río, Miguel Bossio y Jaime de la Flor, funcionarios que habían confiado en el novel patrón, en ese tiempo Luis Banchero Rossi, había sofisticado la forma de detectar el cardumen de Anchoveta, usaba una avioneta para sobrevolar el Mar, luego el piloto desde el aire, daba las instrucciones a la lanchada y estas se dirigían a la zona para lograr una pesca exitosa.

Se dice que “El Lunarejo”, siguiendo el ejemplo de su cuñado, Samuel Obeso Rubio, no se rendía así nomás, “sin pesca, ni hablar” decía, trabajó duro para hacer un futuro exitoso, ayer convertido en  un armador pesquero, cuya compañía da trabajo a decenas de pescadores que laboran en sus embarcaciones, “DON RAUL”, “DORITA”, “DORA DEL PILAR” y “PILAR”, además de sus oficinas y reparando boliches pesqueros.

Raúl Quijano, es la suma de un eficiente pescador, administrador y hombre valiente, que antes pampeaba el Mar en busca del “oro azul” Anchoveta y ahora a sus 82 años, navega en busca de la ruta de la eterna felicidad, seguro que en su búsqueda se chocará con Poseidón, pero lo cierto es, que desde ayer está junto al Rey de los mares, Dios. Descansa en Paz, Raúl Quijano Delgado.